Desarrollando la Estructura para una Gestión Efectiva de Calidad del Aire

3.3 Definiendo Objetivos de Calidad de Aire para una Región

3.3.5 Consecuencias por no Cumplir los Estándares de Calidad de Aire
Claramente, salud pública y bienestar sufren consecuencias significativas cuando los estándares de calidad de aire no se cumplen. Sin embargo, estas consecuencias a menudo no se observan fácilmente y los procesos políticos en áreas urbanas pueden ser inducidos a ignorarlas. El Clean Air Act de 1970 en Estados Unidos contiene requerimientos para lograr estándares de calidad de aire y un calendario de 5 años. Este calendario fue irrazonablemente corto y esto jugó un rol en algunas ciudades que no cumplieron con los estándares requeridos. Es también importante notar que cuando no había “consecuencias” para la ciudad y gobiernos regionales, establecidas en la enmienda del Clean Air Act de 1970, en el caso que algunos pasos no fuesen realizados en pos de cumplir estándares de calidad de aire. Por lo tanto, la ciudad y los gobiernos locales tenían pocos incentivos para tomar actitudes agresivas e incluso eran reacios a tomar acciones regulatorias que pudiesen ser poco populares para el público o la comunidad de negocios. Esta deficiencia fue corregida en el Clean Air Act de 1977. En esta ley se consideraron provisiones para retener millones de dólares destinados para financiar construcción de calles y para detener la expansión de industrias contaminantes, si un plan apropiado de calidad de aire no fuese desarrollado e implementado en función del cumplimiento de estándares. El temor por la pérdida de dinero para infraestructura vial y la obstaculización de crecimiento para algunos negocios fue suficiente para estimular a muchas áreas urbanas de los Estados Unidos a adoptar medidas impopulares para el control de la contaminación atmosférica, y ha contribuido al mejoramiento de la calidad del aire en casi todas las ciudades de los Estados Unidos.

En resumidas cuentas, es importante establecer metas de calidad de aire incluyendo una calendarización que permita desarrollar un programa efectivo de gestión de la calidad del aire.