Desarrollando la Estructura para una Gestión Efectiva de Calidad del Aire
3.7 Aplicación de Planes de Calidad del Aire
3.7.3 Programas de Calidad del Aire Basados en el Mercado
Los programas basados en teorías de mercado se han vuelto de mayor relevancia en el desarrollo de planes de regulación de la calidad del aire. Esto es particularmente cierto para el caso del control de gases de efecto invernadero. Sin embargo, programas basados en el mercado han sido aplicados para abordar la regulación del nivel de plomo en gasolina, la regulación de SOx, y el control de NOx. Básicamente, un enfoque basado en el mercado no especifica los estándares que las empresas debieran cumplir, sino que especifica un nivel o cuota de contaminación por fuentes que debe ser cumplida, de esta manera permitiendo la transacción de bonos o créditos de emisión con el fin de cumplir el requisito impuesto. En este caso, una compañía que reduce sus emisiones en un nivel superior al requerido, recibe un crédito de emisión, el cual puede ser vendido a aquellas empresas que no han reducido sus niveles de emisión al nivel requerido. En teoría, el mercado debería ser capaz por sí solo de encontrar el modo de reducir las emisiones al menor costo posible. Los programas basados en teorías de mercado se describen en detalle en el capítulo 8, el propósito de esta sección es solo mostrar un breve reseña.
Generalmente los programas basados en teorías de mercado de dividen en tres categorías. Un primer tipo de programa se denomina “tope e intercambio”, el segundo tipo es comúnmente referido como “intercambio de asignaciones”, y el tercer tipo de programa usa tarifa según el nivel de emisión.
En un programa “tope e intercambio”, cada empresa tiene un límite de emisión fijada para ella el cual no puede ser superado, y este valor límite puede ser fijo o decreciente durante los años. Si una empresa supera este valor límite de emisión, deberá adquirir bonos de emisión de otras empresas que los vendan, o provenientes de un corredor de bonos de emisión por un monto tal debe quedar por debajo del valor límite de emisiones. A la vez si una empresa reduce sus niveles de emisión a un valor inferior al límite establecido, esta empresa recibirá un bono de emisión el cual podrá vender a personas o empresas que los requieran.
En un programa de “intercambio de asignaciones”, una regulación de emisión es fijada para cada empresa o una tasa promedio de emisión límite es utilizada. Las empresas tienen la opción de invertir en equipos de control o de modificar su proceso e manufactura con tal de cumplir con el requisito impuesto, o adquirir un permiso de emisión por el monto de emisión excedido. Las empresas que poseen un nivel de contaminación menor al requisito exigido, pueden optar a recibir un crédito de permiso de emisión, el cual se podrá transar en el mercado. Este tipo de programa opera de manera similar al “tope e intercambio”, pero el ente regulador debe desarrollar el marco regulatorio antes del inicio del programa.
En un programa de tarifa por emisión, se fija un valor por nivel de emisión sobre el límite. Por ejemplo, las empresas deberán pagar una tarifa por cada kilogramo o tonelada de emisión sobre el valor límite. Esta tarifa puede ser fija o ser incrementada por el ente regulador tal de cumplir las metas de emisión impuestas.
Existen muchas variaciones y combinaciones de los programas descritos anteriormente, y se han puesto en práctica en algunos pocos casos.
El programa de tope e intercambio es el más común y de mayor aceptación. Desde el punto de vista regulatorio es el más simple de implementar debido a que no es necesario desarrollar regulaciones especificas para poder ponerlo en práctica. Los programas de tarifas de emisión son generalmente vistos como un impuesto extra por las empresas que además no conlleva a un mayor beneficio para el medio ambiente.
Los programas basados en teorías de mercado ofrecen grandes oportunidades para reducir los costos de reducción de contaminación. Sin embargo, también se pueden prestar para el abuso e uso indebido. Información clara y verificable de los niveles de emisión provenientes de las empresas debe existir en lo que respecta a emisión de empresas, de lo contrario existirá un gran abuso en el desarrollo de bonos de emisión lo cual llevara a bajos niveles de reducción de contaminación. Programas del tipo tope e intercambio pueden no requerir el desarrollo de normas especificas de emisión, lo cual podría facilitar la existencia de un exceso de emisiones que serían difíciles de cuantificar por el ente regulador.
El ente regulador para la zona metropolitana de Los Angeles desarrolló un programa del tipo tope e intercambio, denominado RECLAIM. Este programa fija capacidades de emisión para fuentes grandes de emisión de SOx y NOx, reduciendo la capacidad máxima de emisión a un 75% en un plazo de 10 años. Algunas empresas adquirieron bonos de emisión, mientras que otras redujeron sus niveles de operación con tal de cumplir con los requerimientos exigidos. Al ir decreciendo cada año la capacidad máxima de emisión produjo una sobredemanda de bonos de emisión debido a la poca cantidad de bonos disponibles en el mercado, aumentando el valor de los bonos significativamente. Al aumentar la demanda eléctrica, estas empresas no pudieron producir los créditos necesarios para poder cumplir con los requerimientos de emisión, pero debido a la necesidad de energía eléctrica, los entes reguladores estaban reticentes a impedir la operación de sus centrales. La solución adoptada fue eliminar a las empresas de generación del programa RECLAIM por un plazo tal que las empresas puedan instalar los equipos de control necesarios. Esta situación atraso la reducción de emisiones NOx en un plazo superior al cual debió haber sido. El caso anterior es un ejemplo de cómo el programa basado en teoría de mercado fallo, pero no por falta de información de los niveles de emisión, sino producto de la falta de eficiencia en “due diligence” ( o ineficiencias de gestión) por parte de las empresas de generación. Por lo tanto es imperativo que las agencias de regulación se mantengan alerta y estén atentas a verificar que las empresas criticas estén tomando las medidas necesarias para poder cumplir con los requisitos de emisión exigidos.
Generalmente los programas basados en teorías de mercado de dividen en tres categorías. Un primer tipo de programa se denomina “tope e intercambio”, el segundo tipo es comúnmente referido como “intercambio de asignaciones”, y el tercer tipo de programa usa tarifa según el nivel de emisión.
En un programa “tope e intercambio”, cada empresa tiene un límite de emisión fijada para ella el cual no puede ser superado, y este valor límite puede ser fijo o decreciente durante los años. Si una empresa supera este valor límite de emisión, deberá adquirir bonos de emisión de otras empresas que los vendan, o provenientes de un corredor de bonos de emisión por un monto tal debe quedar por debajo del valor límite de emisiones. A la vez si una empresa reduce sus niveles de emisión a un valor inferior al límite establecido, esta empresa recibirá un bono de emisión el cual podrá vender a personas o empresas que los requieran.
En un programa de “intercambio de asignaciones”, una regulación de emisión es fijada para cada empresa o una tasa promedio de emisión límite es utilizada. Las empresas tienen la opción de invertir en equipos de control o de modificar su proceso e manufactura con tal de cumplir con el requisito impuesto, o adquirir un permiso de emisión por el monto de emisión excedido. Las empresas que poseen un nivel de contaminación menor al requisito exigido, pueden optar a recibir un crédito de permiso de emisión, el cual se podrá transar en el mercado. Este tipo de programa opera de manera similar al “tope e intercambio”, pero el ente regulador debe desarrollar el marco regulatorio antes del inicio del programa.
En un programa de tarifa por emisión, se fija un valor por nivel de emisión sobre el límite. Por ejemplo, las empresas deberán pagar una tarifa por cada kilogramo o tonelada de emisión sobre el valor límite. Esta tarifa puede ser fija o ser incrementada por el ente regulador tal de cumplir las metas de emisión impuestas.
Existen muchas variaciones y combinaciones de los programas descritos anteriormente, y se han puesto en práctica en algunos pocos casos.
El programa de tope e intercambio es el más común y de mayor aceptación. Desde el punto de vista regulatorio es el más simple de implementar debido a que no es necesario desarrollar regulaciones especificas para poder ponerlo en práctica. Los programas de tarifas de emisión son generalmente vistos como un impuesto extra por las empresas que además no conlleva a un mayor beneficio para el medio ambiente.
Los programas basados en teorías de mercado ofrecen grandes oportunidades para reducir los costos de reducción de contaminación. Sin embargo, también se pueden prestar para el abuso e uso indebido. Información clara y verificable de los niveles de emisión provenientes de las empresas debe existir en lo que respecta a emisión de empresas, de lo contrario existirá un gran abuso en el desarrollo de bonos de emisión lo cual llevara a bajos niveles de reducción de contaminación. Programas del tipo tope e intercambio pueden no requerir el desarrollo de normas especificas de emisión, lo cual podría facilitar la existencia de un exceso de emisiones que serían difíciles de cuantificar por el ente regulador.
El ente regulador para la zona metropolitana de Los Angeles desarrolló un programa del tipo tope e intercambio, denominado RECLAIM. Este programa fija capacidades de emisión para fuentes grandes de emisión de SOx y NOx, reduciendo la capacidad máxima de emisión a un 75% en un plazo de 10 años. Algunas empresas adquirieron bonos de emisión, mientras que otras redujeron sus niveles de operación con tal de cumplir con los requerimientos exigidos. Al ir decreciendo cada año la capacidad máxima de emisión produjo una sobredemanda de bonos de emisión debido a la poca cantidad de bonos disponibles en el mercado, aumentando el valor de los bonos significativamente. Al aumentar la demanda eléctrica, estas empresas no pudieron producir los créditos necesarios para poder cumplir con los requerimientos de emisión, pero debido a la necesidad de energía eléctrica, los entes reguladores estaban reticentes a impedir la operación de sus centrales. La solución adoptada fue eliminar a las empresas de generación del programa RECLAIM por un plazo tal que las empresas puedan instalar los equipos de control necesarios. Esta situación atraso la reducción de emisiones NOx en un plazo superior al cual debió haber sido. El caso anterior es un ejemplo de cómo el programa basado en teoría de mercado fallo, pero no por falta de información de los niveles de emisión, sino producto de la falta de eficiencia en “due diligence” ( o ineficiencias de gestión) por parte de las empresas de generación. Por lo tanto es imperativo que las agencias de regulación se mantengan alerta y estén atentas a verificar que las empresas criticas estén tomando las medidas necesarias para poder cumplir con los requisitos de emisión exigidos.